Para “Il Diálogo”

La inspiración es esa fuerza dominante de la propia sensibilidad, transitoria o perdurable que dedicamos a la comunicación. La forma de comunicación más intrínseca es el arte. La inspiración es algo que nos sobreviene, y por lo general, es manejada con mayor o mejor fortuna pues es solo un vértigo-espejismo que se define en palabras, grafos, ideas, gestos, etc., siendo su realización la prueba de lo valiosa que es, entonces, esta supremacía o subordinación a lo emotivo o instintivo de la sensibilidad da frutos y crea artistas. La inspiración al basarse en la emoción, tiene más probabilidades de suceder en el momento en que racionalmente estamos más relajados o cuando nuestra mente funciona en un estado llamado “Alfa”, con impulsos eléctricas de 8 a 10 p/p/segundo,(si nos estuviesen realizando un electroencefalograma se podrían medir fehacientemente) es allí entonces, donde vamos del relax previo, llamado sopor, somnolencia, modorra, al sueño propiamente dicho, o estamos inmersos en el sueño profundo emitiendo ondas “Theta” de 4 a 6 p/p/segundo. Así, muchas veces nos despertamos por la influencia de esos impulsos y comienza en nuestra conciencia objetiva a aflorar la idea tan fugaz y huidiza que, si no nos levantamos de inmediato a escribirla, a la mañana siguiente no será ya la misma ni tendrá la luminosidad creativa de ese momento llamado también Improntus. Es como, si en ese estado cerebral, entraríamos en una dimensión divina, demencial o demoníaca, pero sumamente creativa.

A veces, ese acontecer, responde a una intuición o a una idea preconcebida en días anteriores, presa de tantas objetividades y del trajinar de la vida diaria, otras veces, es espontáneo. En mi caso me ocurre tan a menudo que debo practicar el método del papel y la lapicera en la mesa de luz, porque si me distraigo al levantarme, la idea puede transformarse o cambiar de plano, o simplemente, por su brevedad, rayar en el olvido sustancial.

En otras ocasiones, la inspiración nos succiona del mundo real de la vigilia abstrayéndonos de las actividades cotidianas. Es cuando dicen que “soñamos despiertos” Por lo común, muchos de nuestros familiares y amigos nos dicen en la intimidad con mucho enojo y justa razón e impaciencia: “¡Eh, donde estás! ¿Entendiste lo que te dije?” Ellos no saben que, en ese momento, los dioses de la inspiración nos están manipulando con su magia.

La inspiración no puede ser premeditada ni dominada a voluntad. Un amigo mío decía que la misma era sólo un llamado “pretexto” del poeta. No es así. La inspiración acontece fuera de los alcances de nuestra voluntad y no se puede manejar a nuestro antojo. Cuando menos pretendemos cambiar las cosas, cuando dejamos que germine en nuestra mente la iluminación… la duda muchas veces nos desvela y acosa, entonces nos pregun-tamos: ¿Esa fuerza llamada inspiración, es realmente nuestra? ¿Viene con algún objetivo claro? ¿O somos nosotros quienes decidimos que hacer con ella? La duda persistirá entonces. Me acuerdo de una frase de Picasso: “Si me viene, que me encuentre trabajando y con un pincel de pelo de gato en la mano”

Alfonso Paredes Aguirre, habla de las condiciones para estimular el desarrollo de la creatividad:

-Preparación, reflexión previa sobre la experiencia en torno al problema.

-Disposición de ánimo, actitud psíquica adecuada.

-Apertura, liberación de prejuicios o concepciones prefabricadas.

-Receptividad, cierto estado de conciencia, de perceptibilidad.

-Entusiasmo, goce de la creación.

-Estimulación, excitación mental y emocional.

-Concentración, crear y aprender constituyen las dos tareas más duras de la existencia humana.

-Expresión, desarrollo de la habilidad y arte para una optima expresión de los pensamientos

-“Recordar que la practica hace más fácil la expresión y la creatividad. Cada nuevo invento o trozo de creación se origina en alguna otra cosa. La creación consiste generalmente en trasladar los atributos de una cosa a otra. En otras palabras, le damos a la cosa con la que estamos trabajando, alguna nueva cualidad o característica o atributo hasta entonces aplicado a alguna otra cosa”.

Yo no estoy un tanto de acuerdo con Aguirre. Si bien es cierto que en un párrafo del Eclesiastés, Salomón dice: “Nada nuevo hay bajo el sol…”, muchos artistas han optado por plagiar, copiar o extraer ideas de sus pares, o desembolsar de aquello que cargamos en el “inconsciente colectivo”. Nadie podrá afirmar que la inspiración es un atributo de todos. La inspiración es un Don, divino o natural, que no cualquiera, por más que lo intente y por más estudioso que sea, puede llegar a obtenerla. Aquello que pregona Aguirre, es una metodología puramente empírica. Nada tiene que ver con los impulsos del alma y el espíritu. Si no has nacido con esa condición tan especial, por más que lo practiques y por más pragmatismo que le adoses, difícilmente podrás escapar de una acción inútil y de una lastimosa mediocridad.

Ciertamente, en muchas oportunidades no vendrá la inspiración sin una motivación previa, pero en el ámbito emocional.

Los temas de inspiración artística pueden variar de eficiencia, hay sentimientos que están esculpidos en lo más hondo del corazón de los hombres (repito, “inconsciente colectivo”) cincelados por el sedimento de generaciones y generaciones pasadas que han ido acumulando emociones y que de pronto despiertan por acontecimientos e impresiones del hacer y del vivir. Me gusta esta teoría. Entonces me pregunto: ¿será éste el mecanismo del que se vale la inspiración?

La inspiración hace vibrar de nuevo el sentido de la creación artística. Para la creación literaria o musical son más propicias las emociones de carácter subjetivo que las provenientes de impresiones exteriores. La plácida contemplación de las visiones de la naturaleza, no excitará tanto la creación como los afectos del alma; ni el combate de las pasiones en la selva sombría de la vida; ni la desolada cima de la montaña, será el material natural del canto humano. Sólo ayudarán. Sin duda, a medida que en el paisaje se va incluyendo el movimiento y la vida, este va haciéndose más propicio al sentimiento del poeta o del músico creador.

La tempestad que avanza, el germinar de la primavera, la brisa entre las ramas, el aleteo de los pájaros, el dolor de una madre, la alegría de un niño, el amor descuidado o el nacer de la aurora, están mucho más cerca del sentido del poeta que del común de la gente.

Cuando comprendemos la naturaleza hermanada con el vivir del hombre, el paisaje se hace parte de la propia inspiración. Vemos, además, en el momento que vivimos, como existentes y actuales todas las horas pasadas y sobre todo, como nuestro rostro sopla el mismo aire que dio aliento al primer hombre.

Prestamos atención a luz fina y dorada de un sol que camina pausadamente todos los días hasta esconderse tras la montaña gris. Es la misma luz que tuvieron en las tardes lejanísimas los padres de nuestros padres, los que oyeron, como oímos nosotros, la voz del mismo camino sin señal en el espacio y el mismo sonar de las campanas.

Irá formándose entonces una extraña y amarga dulzura. Irá creciendo el temblor de las entrañas que nos hace padecer por un pasado que existió muy lejanamente pero que aún vive en nosotros mismos, por un presente que gozamos y que perderemos, por un mañana azaroso e ignorado que esperamos. Esta intima emoción nos hará componer, escribir y cantar. Quedará fijada en nuestro corazón para ser el motivo de la inspiración fecunda de otro día.

Entonces, habrá poetas como Leiro que dirán: “La inspiración es algo parecido a la algarabía de la fantasía, a la alfarería del lenguaje, a la jocunda majestad del pensamiento cuando trabaja en la inmensa planicie de los verbos”

Habrá poetas como José Ingenieros y Almafuerte. Como Alberdi y Lugones. Como Martí y Garcilaso.

“La inspiración es el vórtice con que el poeta desorbita la sublime expresión de su fanfarria”.

“Inspiración es, poder dibujar el amor en la oscuridad absoluta y tropezar con el silencio para sentir el orgasmo intelectual”.

“Es inspiración el canto de la calandria cuando llama a tu ventana en el primer día jovial de primavera”.

“Inspiración es el trino que surge de la horqueta que cobija la alondra”.

“Inspiración es el duende inmortal que transita el brioso jayán de la palabra”.

Inspiración, es aquello que, con la inaugural noción de la vida; “…se desorbita en el pulso gigantesco de la propia emoción que moviliza los genes y atiza los pálpitos; desespera los tesones; enfervoriza los sentimien-tos, abriga al mundo con el verbo solidario y con su lenguaje, emulsiona las diástoles de la primera cita”. (Leiro)

Inspiración es lo que te inunda de emoción y te transporta, como cuando robas el primer beso de tu amante.

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Giovedì 29 Marzo,2012 Ore: 16:34